miércoles, 7 de octubre de 2009

GUERRA

Josué Tellez Arzate

Estaba sentado en el verde pasto junto a un roble de gran dimensión ya que este me proporcionaba sombra y cobijo del tempestuoso aire que rondaba esos lugares; después de un rato de haber descansado, me levante un poco adormilado, saque de mí bolsillo un poco de pan para despabilarme y apaciguar el hambre que me carcomía, el pan estaba seco y duro pero aun perduraba el sabor calido de la naranja que Dreásna había puesto en el, así como también llevaba el dulce recuerdo de la miel de mi querido Yarispe, mi ciudad natal.

Sin darme cuenta el pan comenzó a desvanecerse entre mis manos, el hambre jugaba de nuevo conmigo, pero eso no, en estos tiempos no me puedo dar ese lujo, mire entre mis manos el pequeño pedazo de pan y decidí guardarlo para el largo camino que aun me esperaba.

Me recosté de nuevo e intente montar guardia…

Una mancha de color negro se acercaba a gran velocidad, había salido del roble hermano que estaba en frente. En un parpadeo me puse de pie y la mancha ya se encontraba ahí, era un ave de aproximadamente 20 cm. de alto, pico largo y curvo, de un color negro tan intenso que brillaba con fulgor entre los rayos del sol.

El ave sin más expresó un sonido parecido a un grito, camino hacía mi moviendo su cabeza en forma de Z, de adelante hacía atrás, me miró de reojo y picó el pasto. Pregunté:

-¿Qué quieres de mí, noble animal?-

No contestó pero se acercó con mucha cautela como examinando la situación.

-¿Tendrá hambre? – Pensé. Busqué dentro de mis bolsas entre mi andrajoso ropaje, saqué sin pensarlo demasiado el pedazo de pan que me quedaba y se lo lancé cerca de sus patas, lo tomó con su pico intentando tragarlo de un bocado, sonreí y dije:

-Tranquilo querido amigo, es lo único que queda así que disfrútalo que es el sabor de mi pueblo-.

Haciendo caso lo partió en dos y empezó a picar con detenimiento, metió un trozo en su pico y comenzó a decir con apuro:

- Disculpe mi señor es que con tanta hambre que tengo no me fue posible presentarme, mi nombre es Tuctoc-

Su voz era la de un joven, pero sus modismos al articular palabras parecían los de alguien mayor, era tal su hambre que comía y hablaba al mismo tiempo.

- Mmm… ¡Gracias por este manjar!-
Comentó aun con torpeza ya que seguía degustando el pan.

Era tal mi alegría, después de tanto tiempo por fin tenía compañía, comenté:

- No hay por que agradecer mi amigo cuervo- al instante levantó la cabeza con enfado y tragó el bocado diciendo: - por favor mi señor, no hay por que llamarme de esa manera, mi nombre es Tuctoc-

Volvió a comer. Me causó un poco de gracia la forma en que contestó y hablé:

-Yo no quise ofenderle mi noble amigo, simplemente mis ojos me mintieron diciéndome que era usted un cuervo-

Tartamudeando contestó:

- No, no mi señor es solo que, q…u…e… es herencia de mi padre, pero no pertenezco a ese poblado de mala fama-

Su ofensa era bastante cómica, era como un niño que había sido enseñado a respetar a sus mayores. Le pregunté entonces:

-¿Qué eres mi pequeño amigo?-

Contestó:

- Soy un Tordo señor, una mezcla trágica entre una paloma y un seguidor oscuro, mi padre por desgracia si era un “Cuervo” mi madre una “Paloma”, me trajeron al mundo en la segunda guerra, cu…cu…cuando los palomos huyeron vencidos, mi madre cayó herida y cuando despertó yo ya me aferraba a su vientre, fui el producto de una violación-.

Corregí mi error con voz cordial, aquella criatura movió sentimientos en mí que estaban dormidos.

-¡No!- repuso al instante, -no se disculpe mi señor, al contrario yo soy quien pide sus disculpas en primera por parecer un ave salvaje y en segunda por no parecer agradecido con usted, pero en estos tiempos es difícil distinguir un amigo de un enemigo y no quise arriesgarme, sobretodo por mi apariencia-.

Tomó el otro pedazo de pan en su pico y agregó:

–A mi no me queda mas que agradecerle y bendecidle en su camino, estamos en guerra y la hemos perdido…-, emprendió su vuelo y se adentró en el fondo del viejo roble de enfrente.

Me levanté y sacudí mis empolvadas piernas y antes de partir, levanté una pequeña oración a los dioses eternos, -Si es que alguno sigue posando su oído para escuchar-


Estamos en guerra y la hemos perdido…

1 comentario: